Todos nos hemos venido abajo alguna vez, a veces por una simple
tontería, otras veces por algo realmente importante, te levantas y es
que no te apetece hacer nada, ni hablar con nadie siquiera, esos
momentos en los que incluso les das malas contestaciones a quienes más
quieres, y solo quien realmente te conoce, es capaz de acercarse a ti,
rodearte con los brazos y preguntarte que te pasa, aun sabiendo que
puede llevarse una mala contestación, un "no te importa", "no puedes
hacer nada" o un "ahora no me apetece hablar", pero lo que esa persona
tiene claro es que va a estar ahí aunque no te apetezca hablar, que
estará sentada a tu lado aunque tenga que ser en silencio, pero no te va
a dejar nunca sola, y menos en esos momentos. Pero aun estando esa
persona, sientes que nada tiene sentido, absolutamente nada, no vale la
pena luchar porque en una batalla o en otra acabarás tirando la toalla.
Sigue para delante, mira al frente, ¿de que te sirve? de nada. Pero,
mira a tu lado, esa persona sigue ahí y no se ha ido, ha estado siempre
en silencio esperando tu respuesta, como te prometió aquel día. Nadie
dijo que fuera fácil vivir, lo que si dijeron es que valía la pena, vale
la pena ver que hay gente que realmente está ahí en los peores
momentos, vale la pena ver como te sacan una sonrisa aunque les cueste,
vale la pena conocer a esa persona, y lo que sí tengo claro, es que voy a
seguir luchando cueste lo que cueste, porque lo peor que puedo hacer es
tirar la toalla.
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